Logo
icono de la noticia

Arte público en cómic: la línea clara

 
cómic línea clara

Durante el franquismo, la historieta – este género que hoy en día llamamos cómic – estaba fundamentalmente dedicada a las jóvenes generaciones. Los populares TBO, DDT, JAIMITO, con los innúmeres tebeos de la Editorial Bruguera dedicados a aventuras, constituían un universo del que en alguna campaña institucional se decía: Donde hoy hay un tebeo, mañana habrá un libro.

El panorama mudó radicalmente en los años ochenta del siglo pasado con la aparición del denominado “cómic para adultos”. Y no eran sólo los niños los que se interesaban por los tebeos, sino que también los adultos podían y querían acceder a un material impreso creado y pensado para ellos.

Tres editores sintetizan esta pequeña revolución del cómic. Josep Toutain (Barcelona, 1932 -1997), Josep Maria Berenguer (Barcelona, 1944-2012) y Rafael Martinez que con sus respectivas editoriales (Toutain, Cúpula y Norma) serían los artífices del boom del cómic adulto español”. Si Toutain con las revistas 1984Zona 84Totem representa la línea del cómic realista de aventuras y fantasía, fundamentado en un tipo de dibujo realista-naturalista y en una narrativa tradicional, Cúpula, con su El Víbora representa primero la introducción y posteriormente el desarrollo del cómic underground. Nombres míticos como Robert Crumb aparecieron en las páginas de esta revista, para paulatinamente dar paso a los Nazario, Max, Gallardo, Martí, etc.

Si El Víbora introducía y expandía el cómic underground y potenciaba la emergencia de lo que se ha venido en llamar “línea chunga”, el editor Rafael Martínez apostará por relanzar a Will Eisner (Nueva York, 1917- Florida, 2005) y a su personaje The Spirit, junto con otros autores norteamericanos. Una inteligente política editorial basada en las cabeceras Cimoc y Cairo le permitió compaginar la difusión de un cómic de aventuras modernizado en el estilo gráfico (Enki Bilal, Moebius, Hugo Pratt, Milo Manara o Jacques Tardí entre otros) con el lanzamiento de nuevos autores españoles encuadrados en la denominada línea clara.

La línea clara es heredera tanto de la tradicional historieta franco-belga, representada por el Tintín de Hergé, como de la tradicional historieta española, especialmente la desarrollada en las décadas anteriores por la Editorial Bruguera. La línea clara emerge rodeada de una cierta polémica. Cuando en 1984 la Fundación Miró de Barcelona realiza una exposición en homenaje a Tintín, un grupo de intelectuales lanzan un manifiesto en el que entre otras cosas dicen: “En nuestras latitudes -donde los cómics aún no han conseguido el merecido prestigio oficial y popular que han alcanzado en otros países cultos- resulta sumamente peligroso para el reconocimiento adulto del noveno arte que la Fundación Miró elija, para su primera exposición monográfica de cómics, una obra con destinatarios infantiles y sin el rango estético suficiente para ser huésped de una entidad con un nombre tan ilustre… En países con una cultura sólida sobre los cómics -o donde Tintín resulta patrimonio nacionalista-, tal exposición deja de ser automáticamente problemática por cuanto las cosas están allí claras desde un principio [pero en España esta exposición] prorroga la imagen infantiloide que sufre la narrativa dibujada.”

¿Qué caracteriza a la línea clara que genera tal polémica?

Los rasgos más destacados de esta tendencia serían:

  • La delimitación de las figuras mediante una línea continua y depurada.
  • La ausencia de tonos intermedios, manchas de negro y efectos de sombra y luz.
  • La utilización sintética de unos personajes gráficamente caricaturescos en un entorno realista, como también sucede en el manga clásico.
  • Respeto a la narrativa clásica, con una división de la página y sus viñetas con la estructura del escenario teatral italiano y la utilización sistemática de planos largos.

De la mano de Joan Navarro, director de Cairo, la línea clara española se superpone a la denominada Nueva Escuela Valenciana con autores como Javier Mariscal, Mique Beltrán, Micharmut, Sento o Daniel Torres, quien se convierte en uno de los autores estrella de la publicación, en representante de la línea clara y en uno de los autores españoles con mayor proyección internacional.

Cuando Norma Editorial establece su almacén en el Poblenou, Barcelona, Daniel Torres es el encargado de aportar “decoro” urbano a un edificio industrial insulso y anodino. En el mural se pueden apreciar todas las características plásticas de la línea clara al tiempo que el estilo inconfundible de Daniel Torres.

Antoni Remesar

Coordinador del Grado en Diseño en UNIBA.

Comparte este Post: