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Olores, aromas y fragancias: arte y diseño

 
diseño de fragancias

¿Sabía que la memoria olfativa es la única que no se deshace?
Aquellos rostros que más queremos se desvanecen con el tiempo, las voces se borran, pero los olores nunca se olvidan.

Marc Levy

 

El artista, normalmente, ha desarrollado la vista y el tacto, arrinconando el sentido del olfato, porque éste es más difícil de reflejar y para que nuestro sistema cultural deje de lado la sensibilidad olfativa que, por consiguiente, está menos desarrollada. De todos modos, algunos colores nos evocan sensaciones y recuerdos olfativos, aunque sin duda son recuerdos muy subjetivos. Cuando el artista crea su obra, no se basa en la sensación sino en el recuerdo de las sensaciones. El arte existe para estimular nuestro espíritu y para desafiar nuestra manera de percibir la expresión creativa.

El olor impregna la memoria pero es invisible; es como si emanara de su interior, parece surgir del interior de los objetos... El olfato o los estímulos olfativos como fuente de inspiración creativa artística, y más concretamente pictórica, empezaron a hacer acto de presencia en el arte contemporáneo del s. XX, de manera tímida e incipiente, pero en la actualidad están despertando un extraordinario interés por las nuevas posibilidades innovadoras en el mundo del arte. Sin embargo, el desarrollo hedonista creciente de nuestra sociedad, la cual trata de complacer los diferentes niveles sensoriales, ha propiciado un interés especial por un mayor conocimiento, descubrimiento y satisfacción sensorial olfativa. En este sentido, pensamos que el arte puede contribuir de una manera directa a hacer visibles estos tipos de experiencias cognitivas personales, que pueden derivar hacia una multiplicidad de lenguajes artísticos, mediante las asociaciones, la memoria y otros recursos.

El diseño de fragancias, más presente de lo que creemos en nuestra vida cotidiana

El diseño de fragancias es una industria importante en la que el diseñador tiene o puede tener un espacio. Se diseñan fragancias para todo tipo de perfumes y colonias, pero también para una gran cantidad de artilugios cotidianos que contribuyen a mejorar nuestro ambiente próximo: ambientadores eléctricos, aerosol/spray, membrana, gel sticks, bolitas poliacrilato, etc. Este sector desarrolla fragancias imaginativas que permitan crear ambientes especiales en el hogar: un ambiente fresco, ligero y natural con fragancias inspiradas en la naturaleza; un ambiente relajante con perfumes que evoquen productos de aromaterapia; un ambiente sofisticado con esencias inspiradas en los perfumes más delicados...

Pero el diseño de fragancias nos afecta cotidianamente en un acto clave de supervivencia: la alimentación. Mediante el desarrollo de composiciones aromáticas de vanguardia, los especialistas diseñan aromas de la máxima calidad combinando ciencia y pasión, para lograr desarrollar productos alimentarios que se conviertan en referencias del mercado. Se diseñan aromas novedosos para yogures, batidos, bebidas lácteas ácidas y leches fermentadas. Aromas para enmascarar sabores desagradables en leche esterilizada, leche y postres de soja.

El diseño de aromas cárnicos, especiados, herbáceos y ahumados son fundamentales para productos derivados del cerdo, del vacuno y de las aves, así como para la aromatización de embutidos cocidos, curados y frescos de alto y bajo coste. El diseño de fragancias y aromas contribuye a  incrementar la aceptabilidad de los productos cárnicos a través del estudio aromático de los métodos culinarios tradicionales.

No es por casualidad que Marcel Proust en su “A la búsqueda del tiempo perdido”, en el famoso fragmento de las “magdalenas”, estableciera claramente la relación imagética y de recuerdo que se deriva de las combinaciones entre nuestros sentidos a partir del sabor.

“En cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena mojado en tila que mi tía me daba (aunque todavía no había descubierto y tardaría mucho en averiguar el porqué ese recuerdo me daba tanta dicha), la vieja casa gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto, vino como una decoración de teatro a ajustarse al pabelloncito del jardín que detrás de la fábrica principal se había construido para mis padres, y en donde estaba ese truncado lienzo de casa que yo únicamente recordaba hasta entonces; y con la casa vino el pueblo, desde la hora matinal hasta la vespertina y en todo tiempo, la plaza, adonde me mandaban antes de almorzar, y las calles por donde iba a hacer recados, y los caminos que seguíamos cuando hacía buen tiempo. Y como ese entretenimiento de los japoneses que meten en un cacharro de porcelanapedacitos de papel, al parecer, informes, que en cuanto se mojan empiezan a estirarse, a tomar forma, a colorearse y a distinguirse, convirtiéndose en flores, en casas, en personajes consistentes y cognoscibles, así ahora todas las flores de nuestro jardín y las del parque del señor Swann y las ninfeas del Vivonne y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas chiquitas y la iglesia y Combray entero y sus alrededores, todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té". (M. Proust)

 

Doménec Corbella

Colaborador de UNIBA y director del postgrado en Arte Olfativo en la Universidad de Barcelona

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