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El diseño en la accesibilidad del espacio público

 

En las últimas décadas, se ha presenciado una transformación gradual de las ciudades y de los espacios de nuestra cotidianidad, como resultado de una serie de cambios económicos, sociales, culturales, tecnológicos, entre otros tantos procesos en los que las sociedades han estado inmersas. Estas grandes transformaciones, se manifiestan a través de los espacios públicos, como ente urbano principal de la vida en sociedad.

Las nuevas realidades urbanas plantean retos novedosos al espacio público, y constituye el escenario donde la ciudadanía, evalúa o verifica la calidad de vida urbana. Estos nuevos contextos, junto con los retos socio-demográficos del siglo XXI, imponen un diseño bajo un enfoque sistémico, que tenga en cuenta la integración de distintos conceptos para favorecer la inclusión social, y responder a los retos del ser humano.

Actualmente, las intervenciones en el espacio público, se realizan manejando criterios genéricos de diseño y uso de los espacios urbanos para dar respuesta a las necesidades básicas de las personas. Sin embargo, son mucho más complejas las relaciones que se establecen en la ciudad, por lo que debemos cuestionarnos, ¿Se tienen en cuenta para el diseño del espacio público todas las prácticas urbanas que se generan en la ciudad actual? ¿Garantizan los espacios públicos satisfacer las necesidades sociales de las personas?

El espacio público, es un bien colectivo, por lo tanto, es para uso de todos, debe ser cuidado, respetado para garantizar su sostenibilidad, pero también debe ser bien construido, cómodo, funcional, flexible, para que pueda ser usado y disfrutado por todos. Esto implica considerar en su creación la diversidad de capacidades, habilidades y limitaciones de las personas que los usamos. Se evidencia la necesidad de un espacio publico, ya sea la plaza, la calle o algún otro cuyo diseño propicie la pluralidad de actividades y concurrencia.

 Para hablar del derecho que supone el uso adecuado del espacio público, tenemos indiscutiblemente que garantizar el acceso, la comodidad, el bienestar y el desenvolvimiento seguro de todas las personas. Si nos referimos a todas estas acciones, nos adentramos en el concepto de accesibilidad. Para reflexionar sobre lo que supone el espacio público bajo un enfoque accesible, tendremos que hablar de lo que implica diseñar bajo una perspectiva inclusiva.

Uno de los factores fundamentales que afecta la accesibilidad se encuentra en las características favorables o desfavorables del diseño de los espacios públicos, y de sus componentes, como el equipamiento, mobiliario, sus características morfológicas, sus cualidades y atributos de diseño, así como la cantidad, y calidad del servicio ofertado. El rol accesible del espacio público, se debe garantizar en primer lugar a través del diseño.

 La respuesta de diseño de un espacio público, tiene que ir más allá de proveer un mobiliario adecuado, con una distribución coherente que permita ser usado por un ser humano “normal”. A nivel funcional, tiene que ser capaz de brindar seguridad y protección a las personas. Esta filosofía tiene como objetivo, la construcción de productos, equipamientos y entornos urbanos más sencillos de usar por todas las personas y sin que ello suponga esfuerzo alguno. Queda abolido el concepto de ser humano “estándar” con capacidades y habilidades diversas. Se intenta resolver el problema con una visión holística, partiendo de la idea de la diversidad humana, y su propósito es simplificar la realización de las tareas cotidianas en beneficio de la población de todas las edades y habilidades.

 En la práctica del diseño, se hace compleja la integración de todos los factores que intervienen en la producción de espacio, por lo que los diseñadores solo consideran un número limitado de funciones potenciales en sus análisis. El mundo es demasiado complejo y el mismo patrón de espacio público puede jugar papeles diferentes para cada uno de los usuarios.

La disciplina del diseño, tiene que ser capaz de integrar todas las competencias y escalas del mundo creativo, para conseguir hacer del espacio público, un lugar generador de identidad y simbolismo, belleza, responsabilidad ambiental e igualdad social. El diseño que debe imponerse en el espacio urbano de todos, debe ser capaz de trascender las disciplinas hasta hoy responsables de su creación, como el diseño urbano, arquitectónico, el diseño industrial, la ingeniería y el paisajismo.

La percepción holística y compleja de la realidad de la accesibilidad en el espacio público, sugiere el estudio dinámico de procesos de intercambio y el análisis de las transformaciones del entorno, incorporando a las personas que los usamos, como parte de la realidad observada. Solo es posible la integración de todas estas competencias, bajo criterios de diseño sin barreras, diseño inclusivo, diseño universal, y usando las tecnologías de apoyo, capaces de convertir al espacio público en un escenario vital y democrático.

 

Maysel Castillo Garcia 

Docente del grado de Diseño en UNIBA.

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