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Gestionar el aula, la competencia invisible de los docentes

 

De todas las habilidades y estrategias que los docentes de una segunda lengua deben tener en cuenta a la hora de llevar a cabo su trabajo, la capacidad de manejar con eficacia lo que ocurre en el aula debe ser considerada como una destreza fundamental. Tenemos que ser conscientes de que, sin este conocimiento, es muy difícil que en la clase se alcance cualquier objetivo de aprendizaje, por mucho que se refuerce el resto de los aspectos pedagógicos. 

Esta relevancia se hace aún más evidente en los procesos de observación de profesores, cuando se examina con detalle la práctica docente y se pone de relieve que solo aquellos docentes que entienden el funcionamiento del ecosistema del aula se desempeñan de manera adecuada y eficiente.

Sin embargo, al examinar los planes de formación de profesores es muy raro encontrarse con asignaturas que fomenten la reflexión y pongan en marcha acciones para gestionar la dinámica del aula. Es como si los docentes solo pudieran tener acceso a ese conocimiento de forma intuitiva, sin necesidad de recibir ningún tipo de pauta profesional.  Lo mismo ocurre cuando empezamos a investigar en la bibliografía más o menos teórica o en los estudios de corte empírico: el manejo de la clase parece una habilidad inasible.

Precisamente para intentar paliar, al menos en parte, este efecto invisibilizador, en la colección Cuadernos de didáctica de la editorial Difusión se ha publicado el libro “La gestión del aula de español: desafíos y actuaciones”, un volumen dedicado a destacar aquellos aspectos procedimentales y actuaciones que facilitan el manejo de la clase.

Para este proyecto se ha contado con un equipo de autores con muchos años de experiencia tanto en la enseñanza del español como en la formación de profesores de ELE y en la gestión de programas de enseñanza de segundas lenguas. Como no podía ser de otra manera, el libro se ha enfocado desde una perspectiva de aula, aunando las experiencias docentes con la reflexión, la investigación y la estandarización de procesos en busca de la excelencia profesional.

Aunque cada uno de los aspectos tratados en el proyecto daría para varias monografías, la idea de los editores ha sido en todo momento condensar la información más relevante  para que se pueda usar ya sea a modo de libro de consulta o bien como texto de referencia para profesores noveles o con experiencia, pero que busquen profundizar en su conocimiento de las dinámicas de la clase. De hecho, esta publicación ya se ha empezado a proponer como fuente bibliográfica en varios cursos de formación de profesores de español.

Como se ve desde el mismo índice, el libro se ordena a partir de cinco líneas de exploración: aulas, situaciones y dinámicas, estudiantes, docentes y recursos y entornos. Con esta hoja de ruta, los editores han buscado cubrir la mayor extensión posible de ese mapa de alguna manera todavía incompleto que es la clase de español.

En la sección sobre la organización de las aulas se ha hecho especial hincapié en cuestiones de organización espacial y física (los componentes, los materiales o la pizarra, por ejemplo), pero también se ha buscado la reflexión sobre aquellos aspectos que afectan a la dimensión afectiva del aprendizaje, como el ambiente o la posición de los estudiantes. Para el siguiente apartado, el de situaciones y dinámicas, las autoras se han centrado en aquellas cuestiones que afectan directamente al aprendizaje, en sus diferentes enfoques y en la interacción entre aprendices y docentes para alcanzar de una manera eficaz las metas compartidas en el aula.

En la tercera sección los artículos se organizan en torno a la figura del estudiante, definiendo aspectos fundamentales como la autonomía del aprendizaje, la motivación y la implicación, el rol de la lengua materna, los diferentes tipos de clases (grupales, individuales, con niveles diferentes) o los estilos de aprendizaje. Del mismo modo, el cuarto apartado se hace eco de las necesidades de los docentes dentro del aula. Aquí los autores trabajan con cuestiones básicas como la posición del profesor, el uso eficaz de la voz, el balance en los tiempos de intervención dentro del aula o la forma adecuada para dar instrucciones o retroalimentación a los aprendices, todos ellos asuntos primordiales para llevar a cabo la función docente.

Y finalmente en la última sección, se hace un repaso a los recursos y entornos necesarios para llevar a cabo el proceso de enseñanza y aprendizaje de una segunda lengua: nuevos espacios de interacción como las redes sociales, combinados con formatos emergentes de audio y vídeo, así como enfoques innovadores (aprendizaje móvil y semipresencial). Como se puede ver en este repaso de los contenidos de “La gestión del aula de español: desafíos y actuaciones” el reto para los formadores participantes no ha sido menor, pero consideramos que los objetivos claramente valían la pena y que una debate abierto y dinámico sobre estas cuestiones nos permitirá a todos seguir creciendo como profesionales de la enseñanza del español.

 

Francisco Herrera

Profesor del Máster y Director de CLIC International House Cádiz

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