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7 consejos para diseñar secuencias didácticas

 
7 consejos para diseñar secuencias didácticas

Dentro de las múltiples labores que debe realizar el profesor de español como lengua extranjera (ELE), para cuya enumeración necesitaríamos un espacio del que no disponemos en este post, se encuentra la del diseño de unidades o secuencias didácticas. Si bien no hay demasiada formación específica en el tema -o, al menos, no tanta como tenemos sobre planificación de clases (área con la que comparte bastantes elementos)- consideramos que es de gran importancia puesto que con frecuencia nos veremos obligados a crear materiales didácticos para nuestra clase o, por qué no, para su publicación.

En esta entrada nos gustaría compartir algunas recomendaciones útiles para que, llegado el momento, no os sintáis desnudos o perdidos ante esta misión. No están todas las que son, pero espero que todas las que están en esta entrada sí sean, al menos, útiles para vuestro desempeño docente.

1. Fija objetivos

Como en cualquier ámbito de nuestra vida, debemos comenzar fijando los objetivos de nuestra sesión. Habitualmente cometemos el error de pensar en términos gramaticales exclusivamente cuando deberíamos hacerlo en términos de realización de tareas que nos permitan resolver situaciones comunicativas. ¿Cómo expresamos esos objetivos? Como capacidad (Que el alumno sea capaz de…) o, sencillamente, con infinitivos (Aprender a…, Conocer…, Conseguir…)

2. Selecciona contenidos… y no olvides las estrategias

Indisolublemente unido al consejo anterior y consecuencia inmediata del mismo está la selección de contenidos. El hilo de reflexión es muy sencillo: qué contenidos (gramaticales, léxicos, funcionales, socioculturales) debe aprender mi alumno a fin de alcanzar el objetivo propuesto. Una vez hecho esto, no dejes de lado las estrategias comunicativas que serán de gran ayuda a la hora de realizar con éxito la tarea.

3. Asegúrate de que hay progresión en el aprendizaje

En el proceso de elaboración de las actividades o tareas de clase ten en cuenta la progresión en el aprendizaje, es decir, que cada actividad implique un peldaño más en el proceso y sea palpable que vamos aprendiendo gradualmente, apoyándonos en lo ya conocido para impulsarnos hacia contenidos nuevos.

4. Camina hacia un fin

No pierdas de vista la tarea final y elabora las actividades posibilitadoras a modo de estructura o andamiaje que permita al alumno, llegado el momento de la actividad final, escoger los recursos adecuados para realizarla con éxito. Ve componiendo un camino que, al ser recorrido, el alumno perciba que va incorporando nuevos elementos para que su bagaje final sea completo y le dé la seguridad que necesita para superar la actividad final.

5. No malgastes los materiales

Con frecuencia cometemos el error (o la torpeza) de, sin darnos cuenta, quemar material que es gran interés y utilidad y, sin embargo, lo desaprovechamos. ¿Te ha pasado que durante días has ido seleccionando, recortando y archivando anuncios de ropa de revistas para ponerlos en las paredes de la clase para contextualizar y motivar a los alumnos cuando entren? ¿De verdad es lo único que podemos hacer con esos anuncios? Fotos para la contextualización, un texto solo para ponerle un título y pasar a un vídeo con el que solo vamos a introducir un concepto y luego… Optimiza los recursos, explota los materiales, aprovecha el potencial pedagógico de todo lo que utilices en clase. 

6. Abre el paraguas... temático

Otro error habitual es elegir un elemento gramatical como eje vertebrador de la secuencia didáctica (el pretérito imperfecto, el imperativo, la diferencia entre por y para…) y vamos dando saltos de un tema a otro -el cine, la música, la infancia, los viajes…- a fin de trabajar con dicho contenido gramatical. Esto produce una extraña sensación en el alumno, que se siente zarandeado de un sitio a otro sin saber ni dónde está ni hacia dónde queremos que vaya.

Cuando le damos cobijo -y coherencia- a la secuencia didáctica bajo un paraguas temático, aportamos seguridad, comodidad y confianza al alumno y ponemos en su sitio a la gramática que pasa a ser tratada como una competencia para desarrollar, como una herramienta de comunicación, y no como la protagonista.

7. Deja espacio a la improvisación

La clase es un ecosistema de personas vivas como sus sentimientos, sus deseos, sus dudas, sus experiencias… por tanto, no les pongas límites. Propón actividades abiertas y no exijas que el alumno diga o escriba lo que tú quieres sino lo que quiere él. Es más, que diga o escriba lo que necesite y que sea algo significativo.

José Ramón Rodríguez Martín

Coordinador académico de Enforex Málaga, autor de Meta ELE (Edelsa) y profesor de Didácica de ELE a niños y adolescentes en la Maestría de Profesor de Español como Lengua Extranjera de UNIBA.

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