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Los hombres a la derecha y las mujeres a la izquierda

 

 

¿Por qué las prendas femeninas se abrochan de forma distinta a las masculinas?

En el mundo cambiante del diseño de moda, un pequeño detalle ha prevalecido inalterable durante cientos de años. Una nota que diferencia la ropa femenina de la masculina, la forma en la que se abotonan las prendas. La ropa de los hombres se abrocha hacia la derecha y la de las mujeres hacia la izquierda.  

Centrándonos en el usuario, la única teoría lógica posible seria que la mayoría de hombres fueran diestros y que las mujeres fueran zurdas. Curtis Hardyck y Lewis Petrinovich (1977) en su libro "Left-handedness" afirman que no se da esta variable, ya que solo entre un 8 y un 13% de la población mundial es zurda. ​No obstante, los estudios indican que este fenómeno es más común en los varones que en las mujeres, factor que contradiría esta teoría inicial.  

Volvemos al punto de partida, ¿por qué las prendas femeninas de abrochan de forma distinta a las masculinas? Existen diversas teorías para explicarlo, sin embargo, ninguna de ellas tiene consenso.

Cierto es que, en el renacimiento y la época victoriana, los vestidos no eran tan simples como los que ostentamos hoy en día, y consecuentemente tampoco los eran sus abrochaduras. Estas prendas se confeccionaban con gasa, tul y sedas, estaban intensamente adornados, a lo que le tenemos que sumar diversas capas de enaguas e incomodos corsés. La complejidad de los vestidos usados por las mujeres adineradas les impedía vestirse de manera autónoma, según dicen, para facilitar la tarea a los sirvientes, los sastres decidieron intercambiar botones y ojales. De esta manera el servicio podía abrochar los botones con mayor comodidad y rapidez.  

Popularmente, existe la suposición de que las mujeres sostenían el niño con la mano derecha al mismo tiempo que se desabrochaban la camisa con la izquierda para darle de mamar. Pero cuesta de creer que fuera este hecho el que orquestara el cambio en la indumentaria, ya que existe la posibilidad de coger el niño con la mano izquierda y desabrocharse con la derecha.

Otra teoría, nos remonta en la historia hasta la época en que los hombres llevaban espada. Esta arma solía ubicarse en el lado izquierdo del cuerpo para ser desenfundada con mayor rapidez con la mano derecha. Un cierre hacia ese mismo costado podría dificultar el movimiento de la mano una vez empuñada.

La teoría victoriana parece ser la de mayor consenso y la producción industrial convirtió esta tradición en una norma que ha llegado hasta nuestros días. Aun así, cuesta entender que fuera este el motivo de un cambio a gran escala y, más aún, que se haya mantenido durante cientos de años.

Sin embargo, obviamos aquello que salta a la vista, las mujeres tenemos práctica abotonando con la izquierda y los hombres con la derecha, si ponemos dos sujetos de sexo opuesto, uno mirando al otro, pueden ayudarse con mayor eficiencia utilizando la mano que les ha sido asignada. Aun así, en pleno siglo XXI, las mujeres seguimos abotonándonos con la mano izquierda cuando la mayoría de nosotras somos diestras. Sin duda, debemos darle las gracias a una tradición que lleva demasiado tiempo sin ser revisada. ¡Que poco cuesta acostumbrarse a un mal diseño!

 

Valença Castells 

Profesora de UNIBA

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