Logo
icono de la noticia

Las claves para ser un buen entrenador de fútbol

 
entrenador de fútbol

El reciente adiós a Johan Cruyff, quien logró echar por tierra el mito de que un goleador estrella difícilmente llegará a ser un buen técnico, ha vuelto a poner sobre la mesa el debate acerca de las características que debe reunir un entrenador de fútbol. Si quieres saber cuáles son, sigue leyendo. 

A nadie se le escapa que el desempeño de cualquier mister no es ajeno a la calidad de los jugadores de que dispone. De hecho, es probable que a muchos les vengan a la mente nombres como el del holandés Leo Beenhakker, quien en los años ochenta ganó tres Ligas y una Copa del Rey con el Real Madrid apostando por la autogestión del vestuario. Era tal el nivel de la plantilla de que disponía que, según se dice,  decidió suprimir las reuniones tácticas con los jugadores antes de cada partido.

No obstante, a nadie se le escapa que el estilo que imprimen uno u otro entrenador son cruciales para los resultados del equipo, sobre todo cuando se trata de equipos modestos. En el caso del fútbol español, Arsenio Iglesias o Juan Carlos Garrido son sólo dos ejemplos que ilustran a la perfección cómo un técnico puede llevar a lo más alto a clubes con un presupuesto limitado en materia de fichajes.

Aunque los rasgos que deben confluir en la figura del entrenador es un tema que ha hecho correr ríos de tinta, desde UNIBA, queremos mostrarte 10 cualidades indispensables para liderar un equipo con eficacia.

¿Qué cualidades debe reunir un buen entrenador de fútbol?

1) Entender el fútbol y la competición. Aunque este rasgo pueda resultar una obviedad, muchos de los grandes entrenadores del momento tienen tras de sí un exitoso pasado como jugadores, tal y como sucede con Luis Enrique, Josep Guardiola, Vicente del Bosque, Diego Pablo Simeone, Laurent Blanc, Carlo Ancelotti o Didier Deschamps. De hecho, nadie mejor que alguien que haya saltado al terreno de juego para saber cómo funciona un vestuario, cómo es la personalidad de cada futbolista y qué le puede exigir a cada uno de ellos.

2) Dotes de comunicación. De poco sirve ser un gurú del deporte rey si no se sabe cómo transmitir este saber a los jugadores (o, sin ir más lejos, las instrucciones tácticas antes y durante los encuentros). Por eso, no es casualidad que Guardiola se esforzase en aprender alemán antes de recalar en el Bayern de Múnich.

3) Tener personalidad. Dejando al margen el caso de la autogestión —cada vez más raro en el fútbol actual—, es necesario que un entrenador de fútbol tenga la autoridad suficiente para imponer su criterio y conseguir que la plantilla acepte y acate sus decisiones. Un rasgo que es especialmente importante en aquellos equipos en los que compiten algunos de los mejores jugadores del mundo, quienes pueden hacer valer su influencia en el equipo para imponer su criterio. No obstante, un entrenador jamás debe caer en formas dictatoriales, ya que eso puede motivar que sus jugadores se rebelen.

4) Ante todo, psicología. Estar al frente de 25 deportistas no es nada fácil, y mucho menos si éstos compiten al más alto nivel. Aspectos como decidir quiénes serán titulares y quiénes se sentarán en el banquillo, sustituir a una vaca sagrada en la media parte de un partido, devolverles la moral tras la eliminación de algún campeonato o motivarlos ante un encuentro crucial exige grandes dosis de mano izquierda. En este sentido, tanto Cruyff —quien acuñó la frase “salid y disfrutad”— como Guardiola —“ya sois los mejores, pero si ganáis, seréis eternos”—, son un ejemplo perfecto de este tipo de entrenadores.

5) Aprender de los errores. Errar es humano, sobre todo cuando un técnico acaba de aterrizar en un nuevo club. Si bien arriesgar con una alineación puede saldarse con un mal resultado, lo importante es que el entrenador, datos en mano, sea capaz de aprender de las equivocaciones y actuar de inmediato para enderezar el rumbo. Luis Enrique, actual técnico del FC Barcelona, demostró esta aptitud en su primer año al frente del primer equipo azulgrana.

6) Ser previsor/a. La lesión de algún delantero desequilibrante, la convocatoria de jugadores internacionales por parte de sus respectivas selecciones, una mala noticia que afecte al ánimo del equipo (como la enfermedad de un compañero)… Ante estas eventualidades, un buen entrenador de fútbol debe guardar un as en la manga que le permita imprimir un golpe de timón.

7) Intuición. Detectar qué jugadores de las categorías inferiores (o de otros clubes) pueden encajar en el equipo que dirige es otro aspecto irrenunciable.

8) Perseverancia y exigencia. La constancia y el trabajo duro suelen ser la antesala de no pocos éxitos deportivos. Prueba de ellos son los incansables Guardiola, Luis Enrique o el malogrado Tito Vilanova.

9) Deportividad. El caso de José Mourinho es quizás el caso paradigmático de cómo la falta de fair play puede ser el principio del fin de una brillante carrera como entrenador de fútbol. En el otro extremo, encontramos a figuras como Manuel Pellegrini o Ancelotti.

10) Empatía. Saber crear un buen ambiente en el vestuario es fundamental para que los jugadores hagan piña y se involucren mucho más con el equipo. Para ello, saber escuchar, estar cerca de los jugadores, valorar sus capacidades y transmitirles la confianza necesaria para que saquen lo mejor de ellos mismos es una característica indispensable, como han demostrado figuras como Ancelotti o el desaparecido Luis Aragonés.

Si te estás planteando ser entrenador de fútbol, con la Maestría en Rendimiento Deportivo: Tecnificación y Alto Nivel de UNIBA tendrás la oportunidad de trabajar éstos y otros muchos aspectos imprescindibles para destacar en este ámbito.

Comparte este Post: