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El coche eléctrico. ¿Un antes y un después?

 

Introducción

Es fácil suponer que la idea de tener un coche eléctrico nace al mismo tiempo con la invención del motor eléctrico: bastaba con imaginar que esta maravillosa y novedosa tecnología moviera un eje acoplado a un carro o coche.  Sin embargo, el vehículo eléctrico, que debería ser un uso básico y común para el motor eléctrico, ha presentado barreras que han frenado y hasta eliminado la posibilidad de su consolidación como tecnología de transporte en varias ocasiones. Cada uno de estos “fracasos” se conocen como episodios de “muerte del vehículo eléctrico”. Han sido varias veces las que el vehículo eléctrico ha desaparecido en la historia esfumando por grandes periodos esta gran esperanza tecnológica.

Pero ¿cuáles son las barreras que han impedido el desarrollo del vehículo eléctrico?  Desde el punto de vista técnico la barrera principal siempre ha estado relacionada con su autonomía desde dos puntos de vista:

  1. ¿Cómo alimentar el motor?: a través de una catenaria, o de  la pista por la que circula, o de las baterías que porta,…??? Y en segundo lugar:
  2. ¿Cómo aumentar la autonomía en cuanto a una recarga de baterías? es decir ¿cada cuantos kilómetros de recorrido tengo que enchufar el coche para cargarlo?

A pesar de estas barreras o restricciones esta tecnología ya tuvo una época dorada a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En esta época los vehículos eléctricos reinaban en las carreteras de algunas ciudades más importantes de Estados Unidos y Europa. Pero la bonanza petrolera, la disponibilidad de motores de combustión más estables y “amigables” y una urgente necesidad de autonomía generó el declive del coche eléctrico y este se enfrentó a la “la primera muerte del vehículo eléctrico” frente a su competidor, o mejor dicho “depredador”: el coche de combustible.

Coche Eléctrico y punto de recarga en 1912 y publicidad de coche eléctrico de 1903

 

Pero el coche eléctrico nunca se ha resignado a desaparecer; en la década de los 90’s del siglo pasado, especialmente por el interés en los problemas ambientales causados el consumo indiscriminado de combustibles fósiles y también a la llamada “crisis petrolera” (crisis mundial pero sensiblemente más sufrida en Estados Unidos por su dependencia directa del petróleo y derivados) se impulsó el desarrollo de coches no contaminantes (ZEV, «Zero Emission Vehicles») pero esta iniciativa se fue al traste por diversas razones que algunos han relatado en verdaderas novelas de intriga o thrillers maravillosos en lo algunos autores llaman como la “segunda muerte del coche eléctrico”.

 

El coche eléctrico: ahora más en la mira

El tema no ha parado y pareciera que el desarrollo y aplicación del coche eléctrico no tiene marcha atrás: solo a manera de ejemplo basta ver lo que expone la directiva 2014/94/UE del parlamento europeo del 22 de octubre de 2014.”La electricidad puede incrementar la eficiencia energética de los vehículos de carretera y contribuir a la reducción del CO2 en el transporte. Es una fuente de energía indispensable para la implantación de los vehículos eléctricos…” esta directiva iba mucho más allá: “A título indicativo, el número adecuado de puntos de recarga debe ser equivalente al menos a un punto de recarga cada 10 vehículos…”

Por lo tanto es claro que la Unión Europea, y en general, la mayoría de países y economías mundiales están buscando la promoción y desarrollo de vehículos eléctricos en sus territorios. Sin embargo algunas metas que se establecían en su momento; en ocasiones demasiado ambiciosas (1) no se han cumplido y la entrada de esta tecnología sigue siendo tímida en relación con su alto potencial. Las razones no son del todo claras: bajo costo del petróleo, falta de infraestructura, bajos estándares de parte de los vehículos, etc… pero sobre todo por su siempre comentada autonomía y la variable más importante pero para el autor de este documento no definitiva: el precio.

La verdad es que cada vez es más necesario el desarrollo de la tecnología eléctrica en el transporte y la explicación es sencilla: es necesario adoptar políticas amigables con el medio ambiente que garanticen la sostenibilidad de nuestra sociedad. El sector energético y el sector transporte siempre han estado en el ojo del huracán: pareciera que no hay sostenibilidad si no se cambia los patrones de consumo de los hidrocarburos y estos reinan en el mundo del transporte. Es en este escenario donde el futuro del coche eléctrico se enmarca invitando casi 

de forma urgente a disminuir las barreras para su implantación y a impulsar su desarrollo de una vez por todas.

Ahora bien ¿que nos espera el futuro acerca de este tema?, junto con algunas conclusiones propias voy a trasladar unos pocos resultados del documento que sobre movilidad publicó The OXFORD Institute for Energy Studies en una edición de fórum del pasado mes de marzo.

Según el informe citado el futuro de la movilidad se concreta en tres grandes ramas: vehículos autónomos, electrificación del transporte y movilidad compartida.

Es en este escenario donde el vehículo eléctrico más que ganar fuerza puede llegar a ser cuestionado en su verdadero aporte a la sostenibilidad:   la pregunta que surge es ¿qué pasaría si un coche con motor a combustible de alto rendimiento y de bajas emisiones asociado a una automatización en el proceso de conducción y a usos más racionales de transporte (2) se compara con un vehículo eléctrico en el que durante su producción no se cuidó su huella ecológica y por el contrario esta no ha sido tan limpia como debería, y a su vez se alimenta con energía generada en centrales no limpias?, además si a lo anterior le agregamos a ese coche dudas serias sobre su eficiencia real y además se conduce de forma poco racional?. En este escenario necesitaríamos hacer cálculos para poder establecer cuál de los dos coches es más sostenible y sin lugar a dudas es en este contexto en el que deberíamos pensar un poco más porque posiblemente sea más habitual que el ideal que tenemos en la cabeza de un coche eléctrico 100% limpio.

Además de lo anterior el citado informe asegura que el futuro hacia el coche eléctrico es una evolución no una revolución, lo cual se puede demostrar por la penetración en el mercado de la tecnología: en los últimos años los avances tecnológicos han sido innumerables, la disponibilidad de almacenamiento, el aumento de autonomía y todos los requerimientos tecnológicos han estado a la mano de los compradores pero estos no han sido suficiente para incentivar la venta de los vehículos, o por lo menos no como los planes indicaban.  

 

Por último: la perspectiva

Algunos de los factores que determinaran la consolidación del vehículo eléctrico es el propio costo del vehículo y sus baterías, las restricciones que se hagan a los vehículos de combustión, la decisión por parte de los fabricantes de coches para cambiar sus objetivos de producción, las inversiones en infraestructura, los nuevos sistemas de almacenamiento, entre otros.

 

 

Taycan coche 100% eléctrico de la Porsche y nuevo concepto de bus 100% eléctrico de TATA.

 

Las perspectivas no son del todo malas (3), por el contrario: tenemos unas cifras de ventas por encima de 1 millón de unidades en el año 2017 lo que representa un crecimiento de ventas de un 54% comparado con el 2016 y en países como Noruega represento el 39% de las ventas de coches del mismo. Pero Noruega es un país pequeño, en China la venta de coches eléctricos sube al 2,2% y tienen el 40% del stock de vehículos eléctricos del mundo. En cuanto a la infraestructura de recarga la situación es un poco más complicada, se requiere mayor infraestructura: los cargadores públicos en el mundo se estiman en unos 430 mil de los cuales sólo 110 mil son cargadores rápidos, este número sigue siendo muy bajo en relación con la demanda posible y sobre todo con la idea de tener una tecnología limpia poniéndole ruedas a nuestra sociedad.

 

(1) Por ejemplo la ESTRATEGIA INTEGRAL PARA EL IMPULSO DEL VEHÍCULO ELÉCTRICO EN ESPAÑA, documento del año 2010 impulsado por el Ministerio de Industria y Turismo daba una cifra de 250.000 vehículos eléctricos matriculados en el año 2014 en España, con una venta de casi 100.000 unidades en un año, la realidad es que en el 2017 se vendió el record histórico de cerca de 8.000 vehículos eléctricos en España (este último dato de movilidadelectrica.com). 

(2) Por ejemplo si es un vehículo autónomo y compartido

(3) Información de “Global EV Outlook 2018 de la IEA”

 

Rodrigo Ramírez-Pisco. Ph.D

Coordinador de la Maestría en Energías Renovables y Sostenibilidad Energética. UB- UNIBA y Coordinador de la Red RITMUS: Red Iberoaméricana de Movilidad Urbana Sostenible (CYTED)

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